Tras casi una década del misterioso fallecimiento del aclamado rapero venezolano Canserbero, cuyo verdadero nombre era Tirone González, un giro impactante en el caso ha revelado la verdad detrás de su muerte, sacudiendo el mundo del espectáculo latinoamericano y generando un torrente de interrogantes y conmoción.
El 20 de enero de 2015, el mundo de la música se vio sacudido por la noticia de la muerte de Canserbero. En aquel entonces, se informó que, en un aparente estado de psicosis, Canserbero había asesinado a su amigo Carlos Molnar y luego se había suicidado lanzándose desde el décimo piso de un edificio. Esta versión, mantenida durante años, se desvaneció con la reciente confesión de Natalia Améstica, exmánager del artista.
En una impactante revelación, Améstica confesó haber drogado tanto a Canserbero como a Molnar, su esposo, utilizando alpram, un medicamento para la ansiedad, en un té. Una vez bajo los efectos del sedante, Améstica atacó primero a Molnar, apuñalándolo en un arranque de ira. Canserbero, aturdido por el medicamento, fue incapaz de reaccionar y posteriormente fue apuñalado mientras yacía en el sofá.
El giro más macabro en este caso fue la manipulación de la escena del crimen. Natalia, con la ayuda de su hermano Guillermo y tres funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), montó una escena de homicidio-suicidio. El cuerpo de Canserbero fue lanzado por la ventana para simular su suicidio, mientras que el de Molnar fue manipulado para apoyar esta narrativa.
Esta confesión, emergida casi nueve años después del suceso, ha provocado la reapertura del caso por parte de la Fiscalía venezolana, desmontando la teoría inicial de suicidio y planteando interrogantes sobre los motivos detrás de este doble asesinato. Según la Fiscalía, la causa podría estar relacionada con desacuerdos económicos vinculados a una gira del artista en Argentina y Chile, financiada por los Améstica.
La Fiscalía ha emitido órdenes de captura contra seis policías involucrados en el encubrimiento del crimen, quienes presuntamente recibieron un soborno de $10,000 para manipular la escena y favorecer la versión inicial de los hechos. Un séptimo oficial involucrado falleció en 2018.
Este caso no solo ha sacudido a los seguidores de Canserbero y al mundo del rap latino, sino que también ha puesto en el centro de atención las complejidades y a veces las sombras que envuelven la industria de la música. La confesión de Natalia Améstica no solo resuelve un misterio que ha perdurado durante años, sino que también plantea preguntas sobre cómo se manejó inicialmente el caso y las implicaciones más amplias en el ámbito de la justicia y la verdad.
La audiencia para formalizar los cargos contra Natalia y Guillermo Améstica está prevista, y se espera que arroje más luz sobre este caso que ha conmocionado a toda una comunidad artística y sus seguidores.