(La Zona Norte de Neza)
Todavía es común que, al hablar del municipio de Neza, muchos no tomen en cuenta y peor aún, olviden la existencia de una región muy considerable y que agrupa una diversidad de colonias. Igualmente confunden a este conglomerado de habitantes como parte de la cabecera municipal. Me refiero, desde luego, a lo que se le denomina Zona Norte de Nezahualcóyotl. Por eso hoy quiero poner de relieve que el Norte también existe.
(Un primer paréntesis: el municipio de Nezahualcóyotl tiene una cabecera, como todos, donde se asienta el ayuntamiento: es Ciudad Nezahualcóyotl. Lo que conocemos como Zona Norte no es parte de la cabecera, ergo sus colonias no son Ciudad Neza. Esto es, no todo el territorio municipal es Ciudad Nezahualcóyotl; cuando hablan de Ciudad Neza marginan a las colonias de Zona Norte)
La Zona Norte tuvo un crecimiento poblacional y urbano diferente a la cabecera municipal, salvo tres colonias cuya dinámica fue muy parecida: Campestre Guadalupana, Vergel de Guadalupe e Impulsora Popular Avícola. En 1955 se registran los primeros asentamientos de las primeras dos colonias en terrenos pertenecientes al ejido de San Pedro Xalostoc, Ecatepec. Poco después se poblaría la Impulsora, muy cercana a la orilla del todavía lago con la fauna y flora característica. La lotificación tampoco incluía servicios y era patente el abuso de los fraccionadores.
Pero hagamos un alto, pues hay quien sostiene la tesis que para entender mejor la historia de Neza, habrá que formularse tres etapas: 1) la que es propiamente la historia del municipio a partir de su erección en 1963, 2) sus antecedentes inmediatos desde fines de los 30’s hasta el ’63 y 3) un largo periodo previo que se data en el siglo XIV.
Por ello me siento obligado a acotar que la historia de esta parte norte de Neza es muy remota, alrededor del año 1428 cuando la Triple Alianza derrota a los tepanecas de Azcapotzalco, y fijan nuevos límites a las tierras de los tlatelolcas estableciendo sus propios derechos de pesca y agricultura. Más adelante, luego de la caída de Tlatelolco en 1521, Cortés buscó la manera de reconciliarse con los diferentes grupos indígenas, y una de las formas de asegurar la lealtad de ellos fue la ratificación de sus títulos de propiedad en las ciudades de México y Tlatelolco.
Estas poblaciones toman el carácter de Repúblicas de Indios, nombrándose una san Juan Tenochtitlán y la otra Santiago Tlatelolco, en agradecimiento al santo patrono y símbolo de la conquista. Miembros de esta República apoyaron a Cortés y otros expedicionarios, con hombres y familias en sus viajes de conquista, exploración y fundación de poblados.
Entre 1524 y 1570 la República de Indios de Santiago Tlatelolco, demuestra a la corona española la posesión de tierras en la ribera norte del lago y la explotación exclusiva de las aguas del norte de la ciudad y al oriente hasta el Peñón de los Baños. Se ratifica la petición, por lo que la República se hizo de una gran cantidad de terrenos y aguas en los cuales desarrollaron una importante actividad económica los siglos siguientes, misma queera realizada y dirigida por los mismos indígenas, quienes nunca conocieron la institución de la encomienda.
Hacia 1713 la República indiana arrenda al alférez Blas López de Aragón, varias tierras para el pastoreo y labores agrícolas, por el pago de 14 mil pesos oro se comprometió a la limpieza del rio de Guadalupe, realizar mejoras a las tierras, defender los derechos de los tlatelolcas ante tribunales, permitir la libre explotación del lago a estos y conducir agua en el acueducto de Guadalupe hasta Tlatelolco. Es este alférez quien forma la Hacienda de Santa Ana Aragón, una de las más antiguas del Valle de México.
Llamada así porque los indígenas honraban a esa santa y como Aragón había creado el casco de la hacienda, se empezó a llamarle Santa Ana de Aragón; el casco estaba situado en lo que hoy es la calzada de Guadalupe. Es pues la hacienda de santa Ana de Aragón el antecedente directo de la Zona Norte de Nezahualcóyotl.
La hacienda pierde parte de su territorio al fundarse en 1741 la Villa de Guadalupe y luego en 1804 cuando se funda el pueblo de San Juan Ixhuatepec. Se renta por segunda vez en 1762, hasta que se crea una organización de los indígenas muy parecida a lo que hoy sería una sociedad anónima en 1768. Se arrenda en varias ocasiones más hasta la consumación de la Independencia, momento que algunos aprovecharon -al formarse el Distrito Federal y municipios- para intentar desmembrar a la República de Indios y hacerse de sus bienes y poder político.
Ahora bien, en 1765 la hacienda tenía estos linderos: al norte partiendo de la calzada de Guadalupe por la ribera izquierda del rio del mismo nombre, luego al norte en un punto indeterminado rodeando ciénagas y pantanos hasta un lugar llamado Punta de Río, por el lago se prolongaba hasta el Peñón de los Baños de donde hacía un cuadrado al sur y luego al poniente hasta la desembocadura del canal y albarradón de san Lázaro, por cuya ribera derecha continuaba al poniente hasta pasar los canales que limitaban la ciudad y que son conocidos como Muros de Agua, ya dentro de la ciudad abarcaba el barrio de la Concepción y el territorio de la parcialidad de Tlatelolco, y al norte por la calzada de Guadalupe.
La concepción que tenían los impulsores de la nueva nación, conservadores y liberales, de integrar en un mismo proyecto de país a los indígenas con las mismas leyes y condiciones para la producción, dio pie a la legislación de la propiedad de la tierra. Primero fueron las leyes de disolución de asociaciones al final de la Nueva España y posteriormente con las Leyes de Reforma al desaparecer las asociaciones religiosas e indígenas y los bienes comunales. El proyecto era promover la pequeña propiedad productiva.
El 11 de septiembre de 1856 se promulga el decreto por el cual se funda el pueblo de san Juan Aragón. En 1857 la hacienda es dividida en ranchos y pequeñas haciendas. Aunque con la prevalencia de la hacienda de Aragón por medio de un cacicazgo en donde tenía a la mayoría de los habitantes del pueblo de Aragón trabajando bajo sus órdenes y cobrándoles impuestos por la extracción de la sal. La práctica de endeudamiento y acasillamiento de los trabajadores continuó cuando sobrevino el estallido de la Revolución.
Al finalizar la gesta revolucionaria la hacienda fue fraccionada, distribuyéndose las tierras a los campesinos tomando carácter ejidal. En 1922 se le hace la primera dotación de ejidos al pueblo de san Juan de Aragón con una extensión de 1.074 hectáreas. El lugar de suelo salitroso desfavorecía el crecimiento de abundante vegetación y que impidió que fuera una zona de cultivo intenso.
Con Lázaro Cárdenas se crea un campamento de reforestación en la zona, que ya había agotado su reserva salina, para evitar tolvaneras que afectaran a la población aledaña, además de brindarles un espacio ambiental en el que pudieran recrearse. Se acondiciona el terreno para la reforestación y se sientan las bases de lo que hoy es el Bosque de Aragón. Los demás terrenos ubicados al noreste del pueblo de san Juan de Aragón fueron para núcleos de población.
Así llegamos a la etapa en donde se conjuga la prohibición de abrir más colonias en el DF en los 30’s y 40’s, la aceleración en la desecación del lago, el impulso industrial en el periodo de la guerra mundial y su demanda de mano de obra para ella, la consecuente migración a la ciudad, la venta indiscriminada de los terrenos del Vaso de Texcoco a fraccionadores, hasta la muy mezquina “razón” de poblar rápidamente el Vaso para evitar las tolvaneras que azotaban la orgullosa nueva clase media de la moderna ciudad. Son las múltiples razones en el explosivo crecimiento poblacional de lo que después sería el municipio de Neza y particularmente su Zona Norte (que continuará).