Introducción
En los últimos años, la tecnología del duelo ha abierto un mar de preguntas sobre la posibilidad de interactuar con avatares de seres queridos que han fallecido. Este artículo explora cómo la inteligencia artificial (IA) está transformando nuestras percepciones del duelo y plantea importantes reflexiones éticas y psicológicas.
La Tecnología y la Inteligencia Artificial en el Duelo
Hace algunos años, en un diplomado de cinematografía que estaba cursando antes de la pandemia, un compañero de clase comentó que en su proyecto audiovisual, Frida Kahalo sería su directora de arte mediante el uso de una inteligencia artificial, este último término me era familiar aunque era poco lo que conocía en materia de estas herramientas digitales, lo que me causó asombro y mucha curiosidad fue cómo podría una inteligencia artificial hacer que las ideas, influencias, pretensiones, preferencias y bagaje cultural de la artista, se verían reflejados en tal tarea, aspectos todos éstos que nos inducen a reflexionar sobre lo genuino que puede ser o no «el trabajo» de la pintora a través de una IA, ¿Habría Frida aceptado participar en una producción audiovisual como directora de arte?, en caso que sí, ¿cuál Frida es la que haría el trabajo de arte, la de antes del accidente o la de después de este?;
¿De verdad la artista habría hecho tal o cual cosa como directora de Arte de esta producción?
Ahora imagina que tú deseas algo similar a lo que mi ex compañero de clase, pero en lugar de las ideas de Frida para una dirección de arte, quisieras que fuera una persona amada por ti, que ya falleció, y lo que te gustaría es interactuar con ella a través de un avatar creado por IA, de modo que puedas verle en la pantalla, charlar con ella, hacerle preguntas, recibir respuestas y pedirle consejos tal como lo harías si viviera, pero a través de un medio digital. Si vamos más allá, imagina que ese ser amado aún vive y tiene la capacidad de brindar toda la información necesaria y el tiempo suficiente para ser video grabado a fin de crear su avatar con el que podrías comunicarte cuando ya no exista, de estas consideraciones se desprenden algunas preguntas: Quien falleció ¿tuvo derecho a impedir (cuando aún podía hacerlo) que se acceda a toda su información disponible, aunque desee hacerlo una persona que amó y le fue significativa mientras vivía?, ¿de qué manera influye en la asimilación de la pérdida, el contacto con un avatar suplantando al ser amado que partió?, las conversaciones con el avatar ¿podrían influir de manera negativa en quien hace uso de esta tecnología?; Tener esta tecnología ¿prolonga, impide, inhibe o acelera la asimilación de la pérdida?
Para intentar acercarnos a estás gotas de preguntas que podrían ser un océano si se consideran más cuestionamientos, hay algunos conceptos que es necesario conocer para tener un panorama real sobre cómo funciona esta pretensión.
- El primer concepto es el Procesamiento del lenguaje natural, este consiste en la extracción de información de los datos recabados de distintas fuentes, como textos, fotos, audios y videos, además de la información confiable que gente allegada pueda proporcionar.
- El segundo concepto es el Análisis de lenguaje: en este se analiza el lenguaje del ser querido para identificar patrones en su forma de hablar, escribir y expresarse.
- El tercero es La generación de texto: Se utiliza la información extraída y el análisis del lenguaje para generar respuestas que sean consistentes con la forma en que el ser querido pensaba y se comunicaba.
- El cuarto es el Aprendizaje automático: en este se procede al entrenamiento automático con grandes cantidades de datos de texto y diálogo para aprender a generar respuestas que sean similares a las del ser amado.
- El quinto es la Adaptación a la persona: los modelos se adaptan a la información específica del ser querido para generar respuestas más personalizadas.
- Uno más es el Deep learning: que conforma una red neuronal artificial utilizada para aprender patrones complejos en los datos y generar respuestas más sofisticadas.
- Y el último, pero no menos importante: La simulación de emociones, las redes neuronales pueden ser entrenadas para simular emociones humanas, como la alegría, la tristeza o la ira.
Con la existencia de las IAs el asombro va en picada, y no es difícil imaginar que esto sea posible; empresas como DeepBrain AI de Corea del Sur, LifeBond de Reino Unido, MyHeritage AI de Israel y HereAfter AI de Estados Unidos, ya trabajan en la creación de avatares, a través de la clonación de la semejanza de la persona cuyo índice de efectividad llega casi al cien por ciento.
Ahora ya sabemos el proceso que siguen algunas empresas para con IA crear un avatar de un ser amado que falleció, supongamos que ya tenemos el nuestro, reflexionemos sobre alguna cuestiones: si la persona que trascendió este mundo era de un carácter agrio ¿su avatar deberá tener una “personalidad” más dulce a fin de no emitir respuestas que afecten negativamente las emociones de su interlocutor?; ¿serán respondidas preguntas sobre secretos familiares que las personas en vida mantuvieron a resguardo? por ejemplo abusos sexuales, infidelidades y abandonos; ¿Qué hará el interlocutor si no obtiene respuesta, o si la obtiene y es dolorosa?; ¿y la información sobre asuntos testamentarios?, son preguntas que nos llevan a pensar que queda un largo camino para el desarrollo e investigación sobre la tecnología del duelo y sus implicaciones psicológicas en sus usuarios. Si tuvieras la posibilidad, ¿mandarías a hacer el avatar de un ser amado vivo o que ya falleció?